8M: Día Internacional de la Mujer
En la tercera década del siglo XXI enfrentamos diversos desafíos, entre ellos, el calentamiento global, la desertificación del planeta, la contaminación ambiental, la robotización de los procesos productivos, la interdependencia de la economía, las migraciones, y la pandemia. Existe un problema de larga duración que en muchos países aún está sin resolver: la inequidad de derechos de la mujer en relación con el hombre en aspectos políticos, económicos, sociales y culturales. Por ejemplo, en muchos lugares las mujeres al realizar iguales trabajos que los hombres reciben menor sueldo. Por otro lado, lamentablemente hay noticias que informan hechos de violencia ejercidos contra las mujeres, que en muchos casos terminan en femicidios.
Entre los diversos hitos de las luchas de las mujeres por sus derechos están los siguientes: en 1791, durante la Revolución Francesa, Olympe de Gouges escribió la Declaración de los Derechos de la Mujer y la Ciudadana. El 8 de marzo de 1908, 40.000 costureras industriales se declararon en huelga demandando la reducción de la jornada laboral, el derecho de unirse a los sindicatos, un salario igual al de los hombres y rechazo al trabajo infantil. Ese día, los dueños de la fábrica Cotton Textile Factory en Nueva York encerraron a las trabajadoras. Se produjo un incendio muriendo 129 mujeres. El 28 de febrero de 1909, Nueva York conmemoró por primera vez el “Día Nacional de la Mujer”, marchando por las calles más de 15.000 mujeres exigiendo mejores condiciones laborales, sociales y civiles. En 1910, durante la II Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas, en Copenhague, se proclamó el 8 de marzo como Día Internacional de la Mujer Trabajadora. Después de la Segunda Guerra Mundial muchos países se unieron a esta fecha. En 1975 la Organización de Naciones Unidas declaró al 8 de marzo como el Día Internacional de la Mujer.
En Chile, las luchas de las mujeres por sus derechos comenzaron el último tercio del siglo XIX con las pedagogas Isabel Le Brun y Antonia Tarragó, quienes exigieron al Ministro de Justicia e Instrucción Pública de la época, Miguel Luis Amunátegui, que sus alumnas pudieran rendir exámenes para validar estudios secundarios e ingresar a la universidad, lo que se logró con el decreto dictado el 6 de febrero de 1877. Años después las mujeres de clase media y alta se organizaron en una serie de agrupaciones por el derecho femenino a la cultura y a la educación, por ejemplo, el “Círculo de Lectura”, fundado por Amanda Labarca, en 1915, el “Club de Señoras”, creado por Delia Matte, en 1916, y el “Consejo Nacional de Mujeres”, en 1919. A partir de 1931, las organizaciones femeninas comenzaron a presionar para la obtención del sufragio municipal femenino, que fue promulgado en 1934. Luego en 1935, se fundó el Movimiento pro Emancipación de la Mujer Chilena (MEMCH), que tuvo alcance nacional, luchando por el derecho a voto, movilizándose en contra de la carestía de la vida y del cohecho, por la igualdad salarial, el divorcio, la educación sexual y la difusión de los anticonceptivos. La abogada Elena Caffarena, una de sus fundadoras, redactó el proyecto de ley sobre voto femenino presentado al Senado en 1941. El año 1944 se realizó en Santiago el 1er Congreso Nacional de Mujeres, que concluyó con la creación de la Federación Chilena de Instituciones Femeninas. Su lema fue “queremos votar en las próximas elecciones”. Este objetivo se cumplió el 8 de enero de 1949, cuando durante el gobierno de González Videla, entró en vigencia la Ley Nº9.292 que otorgó derecho a voto a la mujer en las elecciones parlamentarias y presidenciales, junto con el derecho a ser elegidas en esos cargos. Así se implementó el sufragio universal e igualitario. En los últimos años, para seguir avanzando en derechos y protección, fue creado el Ministerio de la Mujer.
Dr. Enrique Muñoz Reyes, Dpto. FIE-Facultad de Ciencias de la Educación e integrante del Centro de Investigación en Educación para la justicia Social (CIEJUS)